Lo que puedes hacer si tu vecino tira colillas al patio, según la Ley de Propiedad Horizontal

La gestión de residuos, y en concreto el descarte inadecuado de colillas de cigarrillo en los entornos residenciales, está generando cada vez más conflictos en las comunidades de vecinos. Además de ensuciar patios y ventanas, las colillas pueden provocar incendios y suponen un grave riesgo medioambiental.

El artículo 9, número 1, de la Ley de Propiedad Horizontal establece la obligación de todos los propietarios de respetar las instalaciones y zonas comunes, así como las de uso privativo, bajo pena de sanciones previstas en los reglamentos internos de la comunidad. Cuando se produzcan infracciones reiteradas, la comunidad tiene la posibilidad de iniciar acciones judiciales.

Índice

Marco legal y sanciones aplicables

Las fuentes normativas que regulan las sanciones por arrojar colillas son, entre otras, el Real Decreto 634/2015 y la Ordenanza Municipal de Limpieza de los Espacios Públicos y Gestión de Residuos, que contemplan multas y otras medidas disciplinarias.

Principales sanciones

  • Multa económica: la cuantía puede oscilar entre 750 € y 3.000 €, dependiendo del municipio y de la gravedad de la infracción.
  • Posible denuncia por delito contra el medio ambiente.
  • Privación del derecho al uso de la vivienda por un período no superior a tres años, en casos de infracciones graves.

El presidente de la comunidad, a iniciativa propia o a petición de cualquiera de los propietarios u ocupantes, está facultado para requerir la cesación inmediata de la conducta prohibida y, en caso de incumplimiento, iniciar los procedimientos judiciales pertinentes.

En cuanto a la capacidad de la comunidad para imponer multas, la normativa indica que, aunque la propia comunidad no tiene potestad para fijar sanciones pecuniarias, sí puede establecer en sus reglamentos internos medidas disciplinarias que van desde amonestaciones hasta la adopción de acciones legales contra el infractor.

El incumplimiento de estas normas no solo conlleva sanciones económicas, sino que también puede deteriorar la convivencia vecinal y afectar negativamente al entorno urbano. Por ello, resulta esencial respetar las disposiciones municipales y los acuerdos internos de la comunidad para mantener un entorno limpio y seguro.

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