La biblioteca inspirada en la Alhambra de Granada que sobrevivió a un incendio: una Alejandría contemporánea

La Biblioteca Nacional y Universitaria de Bosnia y Herzegovina, situada en el histórico edificio conocido como la Vijećnica de Sarajevo, es uno de los monumentos más singulares de la capital bosnia. Su fachada, inspirada en la arquitectura morisca de la Alhambra de Granada y, en menor medida, en el Real Alcázar de Sevilla, la convierte en una verdadera joya que sorprende a los visitantes.

Destrucción y pérdida del patrimonio

El 24‑25 de agosto de 1992, en plena fase de la Guerra de Bosnia, la Vijećnica fue bombardeada por artillería serbia. El incendio que se desató arrasó gran parte del interior, provocando la pérdida de más de dos millones de volúmenes, muchos de ellos de incalculable valor histórico y cultural, procedentes del Imperio Austrohúngaro. Entre los documentos destruidos figuraban manuscritos únicos y obras que habían sobrevivido a siglos de historia.

Aunque la devastación fue inmensa, la voluntad del pueblo bosnio permitió que el edificio pudiera ser reconstruido. La iniciativa de restauración comenzó en 1996, cuatro años después del conflicto, y se desarrolló en cuatro fases que culminaron con la reapertura oficial de la biblioteca en 2014.

Hoy la Vijećnica no solo alberga una colección renovada de libros y documentos, sino que también funciona como sede del consistorio municipal, espacio para exposiciones temporales y eventos culturales. De este modo, el edificio se ha convertido en uno de los centros neurálgicos de la vida cultural de Sarajevo.

El interior de la biblioteca conserva detalles que recuerdan a la arquitectura islámica de la península ibérica: arcos de herradura, una vidriera que funciona como tragaluz y una cuidadosa ornamentación que evoca los patios y jardines de la Alhambra. Estos elementos hacen de la Vijećnica un ejemplo excepcional de la fusión entre la tradición oriental y la influencia europea en la arquitectura balcánica.

La historia de la Biblioteca Nacional y Universitaria de Bosnia y Herzegovina es, por tanto, un testimonio de la resiliencia cultural: a pesar de haber sido reducida a cenizas, su reconstrucción ha devuelto a Sarajevo un símbolo de identidad, memoria y esperanza para las generaciones futuras.

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