Descubre por qué los adolescentes se autolesion
Los casos de autolesión entre los jóvenes en España han experimentado un notable incremento en los últimos años, sobre todo en el grupo de edad comprendido entre los 10 y los 25 años. Según datos de la investigación de COMKIDS‑Universidad Rey Juan Carlos, alrededor del 14 % de los adolescentes en el país se han autolesionado alguna vez, una cifra alarmante que pocos conocen, aunque el 99 % de sus compañeros están al tanto de estos episodios. De hecho, casi uno de cada ocho jóvenes confiesa haber presenciado alguna forma de autolesión no suicida en su entorno.

“Es imprescindible que padres, docentes y profesionales de la salud escuchen de primera mano los testimonios de los jóvenes que se autolesionan, comprendan sus motivaciones y sepan qué apoyo necesitan”, explica Esther Martínez, directora del grupo de investigación COMKIDS‑Universidad Rey Juan Carlos.
Causas y factores de riesgo
Martínez señala que los motivos que llevan a un adolescente a autolesionarse son complejos y varían de un caso a otro. Entre los factores más habituales se encuentran:
- Problemas familiares y conflictos en el entorno escolar.
- Influencias de amistades y presión de grupo.
- Baja autoestima y dificultades emocionales.
- Depresión, ansiedad y otras trastornos mentales.
- Experiencias de abuso o violencia.
En todos los casos, la autolesión se interpreta como una forma de aliviar sufrimientos emocionales intensos que el joven no sabe cómo gestionar. Al infligirse dolor físico, experimentan una sensación de liberación momentánea que les lleva a repetir la conducta.
El malestar juvenil está en aumento. El último informe de la Fundación ANAR (2024) indica que, entre 2022 y 2023, la sensación de soledad entre niños y adolescentes creció un 44,7 %, la tristeza un 32,9 % y la ansiedad u obsesiones un 23 %. Estos comportamientos suelen aparecer entre los 13 y los 17 años y tienden a disminuir al alcanzar la mayoría de edad.
Métodos más habituales
- Cortes con cuchillas, navajas o cualquier objeto afilado en manos, brazos, piernas o abdomen.
- Quemaduras con mecheros, cigarrillos o elementos calientes.
- Golpes o contusiones mediante objetos contundentes.
Los cortes y quemaduras son más frecuentes entre las chicas, mientras que los golpes predominan entre los chicos.
Es fundamental diferenciar la autolesión no suicida del suicidio. La primera consiste en infligirse daño físico de forma intencional sin la intención de morir, con el objetivo de regular emociones. En cambio, el comportamiento suicida implica una intención clara de acabar con la propia vida.
Los padres deben estar alerta ante señales como:
- Presencia de marcas, cortes o quemaduras ocultas bajo ropa larga.
- Cambios bruscos de humor, aislamiento social y sentimientos de inutilidad.
- Uso de pulseras o vendajes para disimular lesiones.
Ante cualquier indicio, es esencial escuchar sin juzgar, buscar ayuda profesional y recordar que los padres no son responsables de la conducta de sus hijos.
Según la experta, el estigma que rodea a la autolesión dificulta que muchos jóvenes soliciten atención sanitaria. “Debemos reconocerla como un problema de salud mental y ofrecer el apoyo necesario”, subraya Martínez.
La campaña “Sounds of Silence”, creada por VML Health, reúne testimonios reales de jóvenes que han superado la autolesión gracias al acompañamiento psicológico y familiar, ofreciendo una voz a un problema que a menudo permanece en silencio.
Escuchar y acompañar a los jóvenes es clave. Aunque a veces parezcan “cosas pequeñas”, para ellos revisten la misma importancia que los problemas de los adultos. Las redes sociales pueden ser una vía de expresión, pero también un riesgo de normalización de la conducta autolesiva; por ello, es vital fomentar espacios seguros y apoyo fuera del entorno digital.

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