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La Comisión Europea ha iniciado una investigación formal contra Google por el modo en que gestiona su sistema de inteligencia artificial generativa. El procedimiento, anunciado este lunes, se enmarca dentro del marco de competencia de la UE y pretende determinar si la compañía está abusando de su posición dominante en el mercado de buscadores y servicios en la nube para favorecer su tecnología de IA.

Según la autoridad de competencia, la investigación se centrará en tres aspectos clave: la posible vinculación obligatoria del motor de IA con la oferta de Google Cloud, el acceso y la utilización de datos de los usuarios de sus servicios de búsqueda para entrenar los modelos de IA, y la práctica de ofrecer precios preferenciales a clientes que adopten simultáneamente varios productos de la empresa. La Comisión ha señalado que estas conductas podrían limitar la capacidad de los competidores para desarrollar o comercializar sus propias soluciones de IA.

Principales puntos de la investigación

El comunicado de la Comisión Europea indica que el caso se basa en denuncias presentadas por varios actores del sector tecnológico, que alegan que Google utiliza su poder de mercado para imponer condiciones que dificultan la entrada de nuevos proveedores de IA generativa. Entre las cuestiones que se examinarán están:

  • Si el acceso a la API de la IA de Google está condicionado a la contratación de servicios de nube de la compañía.
  • El uso de datos de búsqueda de los usuarios para entrenar los modelos sin un consentimiento explícito y suficiente.
  • La existencia de precios de referencia que podrían considerarse “descuentos de lealtad” dirigidos a clientes que utilicen un ecosistema completo de productos Google.

El portavoz de la Comisión, Margrethe Vestager, ha subrayado que la investigación busca “garantizar que el desarrollo de la inteligencia artificial se produzca en un entorno competitivo y abierto, donde los usuarios y las empresas tengan la libertad de elegir entre distintas soluciones sin que se impongan condiciones abusivas”.

Google, por su parte, ha respondido que colabora plenamente con las autoridades y que su modelo de IA se basa en “principios de transparencia, seguridad y respeto a la normativa europea”. La compañía ha defendido que sus ofertas de IA están disponibles para cualquier cliente, sin obligar a la contratación de otros servicios, y que los datos utilizados para entrenar sus sistemas provienen de fuentes legales y con el debido consentimiento.

La investigación está prevista para una fase inicial de 12 meses, aunque la Comisión podrá extender el plazo si fuera necesario. En caso de que se detecten infracciones, la UE está preparada para imponer sanciones que podrían alcanzar el 10 % de la facturación anual mundial de Google.

Este proceso se suma a otras actuaciones de la Comisión contra grandes plataformas digitales, como las recientes decisiones sobre Apple y Meta, y refleja la creciente preocupación de los reguladores europeos por el impacto de la inteligencia artificial en la competencia y la protección de los derechos de los consumidores.

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